Técnicas de Mediación: ESCUCHA ACTIVA
En mediación la
escucha activa es una técnica utilizada para reforzar la relación de ayuda de
la persona mediadora respecto de los mediados, puesto que la persona mediadora
actúa tanto como catalizador –impulsor del cambio- y como facilitador
de la comunicación entre los mediados. La escucha activa significa escuchar
con atención, interpretando el tono de la voz y el lenguaje corporal,
entender el mensaje y demostrar a los mediados que lo hemos entendido. En la
escucha activa se puede hablar pero no se puede interrumpir ni cambiar el
protagonismo de la historia. Esta técnica permite a los mediados sentirse
reconocidos, fomentando que se sientan cómodos y quieran colaborar e
interactuar en el proceso de mediación, ya que se crea un clima de confianza y
libertad en el que expresar sus experiencias, sentimientos y emociones.
Cuando hacemos uso de esta técnica debemos tener una actitud positiva hacia la
escucha, dejando a un lado nuestras emociones y opiniones, pero sobre todo
nuestros prejuicios. Evitando dar consejos, llevar la contraria o cambiar de
tema. Debemos alejarnos de las distracciones (desconectar el teléfono móvil, no
leer, no jugar con el boligrafo…) y hacer ver a los mediados en todo momento
que queremos escucharles.
Con ella tratamos de obtener información relevante sobre los mediados, su
estilo de comunicación, su lenguaje corporal, el tono, la intensidad y el ritmo
de su voz; detectando las ideas principales del mensaje que quieren
transmitirnos.
“Practicaremos una escucha empática, comprendiendo el discurso de quien
nos habla desde su punto de vista, poniéndonos en su lugar. Respetaremos,
entenderemos y nos interesaremos por sus problemas, pensamientos y emociones.
Captaremos sus palabras y descubriremos sus sentimientos. Escuchar con empatía
implica salir de nuestro propio yo para introducirnos en el mundo de nuestro
interlocutor”.
En la escucha activa caben además de comportamientos a nivel verbal,
comportamientos a nivel no verbal y a nivel para-lingüístico.
Comportamientos
a nivel verbal:
A través de la
utilización de algunas técnicas:
Técnica del refuerzo
positivo, empleando palabras o frases cortas como “si”, “entiendo”, “de
acuerdo” al término de las frases del interlocutor.
Técnica del
parafraseo, para clarificar y sintetizar el mensaje, haciendo de espejo para
verificar que comprendemos el mensaje, resumiendo con nuestras propias
palabras, mostrando interés y ganas de verificar si se está entendiendo.
Técnica de preguntas
abiertas, para clarificar y completar la información, demostrando a los
mediados que nos interesa lo que dice y que le estamos prestando atención. Y
asegurarnos de que hemos entendido correctamente el mensaje.
Técnica de la
reformulación, repitiendo la idea principal del mensaje con nuestras
palabras. Se trata de formular la situación conflictiva expresada por el
mediado pero sin carga afectiva, introduciendo un pequeño matiz al mensaje
original para hacerlo más tratable. Potenciando que el mediado valore y
reflexione sobre la situación de forma más objetiva.
Técnica de la
retroalimentación, resumiendo las ideas principales para hacer saber a los
mediados que hemos captado, interpretado y comprendido su mensaje.
Comportamientos
a nivel no verbal:
Se trata de una
serie de elementos que usamos y que indican que estamos escuchando: contacto
visual, mirar a los ojos, gestos faciales acordes con lo que estamos
escuchando, gestos de asentimiento, gestos de acompañamiento, postura
denotadota de interés, postura abierta y hacia la persona que habla, posturas
iguales, espacio adecuado ante un tema importante, etc.
Comportamientos
a nivel para-lingüísticos:
Empleando sonidos y
murmuraciones del tipo “m…m”, “ahá”, risas, sonidos exclamatorios, resoplidos…
Entre los beneficios de la utilización de esta técnica podemos
destacar los siguientes:
Creamos un clima
positivo para la comunicación, logrando que esta sea más efectiva.
Permite a los
mediados sentirse reconocidos, lo que da lugar a la creación de un clima de
confianza en el que van a continuar facilitando información relevante para el
proceso de mediación.
La persona mediadora
es capaz de entender lo que el mediado quiere decir, identificando sus
intereses y sentimientos.
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